Tuesday, November 6, 2007

Fecha de expiración

Yo sé que ya no me quieres. Ya no existen expectativas, supongo. Esta es la que hay. Es hora de devolverte las llaves. Es hora de prepararme, porque sé por experiencia que las saudades están a la vuelta de la esquina.

Hoy al regresar del trabajo por la Goethe decidí parar en tu casa. Esta vez, por primera vez, me avisé. Será que lo presentía. Lo presentía sí, pero no lo esperaba.

No tiene nada que ver pero hoy me acorde de Tió. Tió y yo un día en la playa. Tió de mi lado sin desviar la mirada de una de esas bundas tamaño king-size. Tió reclamando de mis curvas tímidas, recomendándome una dieta de arroz con porotos. Tió impresionado ante la Venus de Hottentot, ante esas dimensiones despampanantes dignas de un freak show. Realmente era para impresionarse.

En el camino de Adriana hasta Vicentina me abotoné la chaqueta hasta el cuello. (Nunca ha sido mi intención seducir) Ya estamos en noviembre y ha vuelto el frío. Una camioneta reduce la velocidad de mi lado. Alguien baja el vidrio. Adentro cuatro caras me gritan cosas en portugués. No respondo nada, pero me aseguro de sostenerles la mirada sin parpadear, sin sonreír, sin expresar sentimiento alguno. La escolta continúa a pasos de cortejo fúnebre hasta Pronto Socorro.

Al tomar la Venâcio Aires revientan las represas. Siento ese líquido caliente mojándome la cara y ese líquido imprevisto es como orina fugitiva chorreando entre mis piernas un día cualquier de Mar Caribe. Más caliente que el resto del agua, más secreto que el resto de la sal.

3 comments:

Anonymous said...

me gusta mucho, hay algo que brota de vos y florece en el texto, de donde sos?
saludos

toto scurraby said...

besos ana seguire pasando

toto scurraby said...

y caricia a medianoche