Monday, January 28, 2008

La vida secreta de los objetos, II

- para Lupe
Que bueno es tener un lugar para cada cosa, que a las plantas les vaya bien, que Medianoche mude los dientes. Que bueno es pintarse las uñas. Así es cuando se aparecen tocando a tu puerta las cosas todos los días. Cuando las recibes y se sientan en la hamaca y les llegas a colar café. Puede ser delicioso.

He descubierto que en el espejo quebrado me veo con tres caras. Y una cara me ve como siempre, con las pecas en el mismo lugar. Y una cara se sorprende al verme los ojos más negros. Y la otra cara desvía la mirada.

Los sartenes de la cocina también me miran a la cara y yo imagino que de cada gaveta, sale un tenedor, una cafetera rosa, un salero y bailan la coreografía de un vals cada vez que yo me ausento. (Como lo vi en los muñequitos tantas veces.) Y cuando yo llego, todo el mundo toma su lugar volando y pone cara de serio. Y es ahí que yo les quemo el culo en el fuego y los hago atravesar tomates.

Y cuando viene una visita le muestro los progresos de la albahaca y también se sientan en la hamaca y también beben café, como los objetos. Es ahí que interviene la música y el vals se convierte en salsa, o en alguna otra cosa que me traiga saudades, que puede ser hasta bachata o Chava Flores, porque México no pudo ser.

Y todos tienen nombre, cada uno de ellos, y todos son un personaje. Y todos tienen sus historias, y la licuadora se me ha caído dos veces y perdió el brazo, pero todavía funciona. Y en el baño, lo que es una zapatera, alberga jabones como pastillas de colores y todo huele a limpio, a ventanas abiertas.

Son mis amigos, que hablan portugués y a veces me sorprenden y descubro que hablan español, y que tocan la guitarra y que hacen nudos de marinero.

Thursday, January 10, 2008

En lugar de la siesta

Las tardes de verano en Porto Alegre son mudas
con un gigantesco sol panzarriba
y abajo un desierto que a veces atraviesa el ala
(si es que miras por la ventana
cuando adormecido detienes el vuelo).

Aprovechas para atender el teléfono
y es una voz sofocada, quién llama.
Y nunca es suficiente un vaso de agua
y la cabeza se calienta de cabellos
y el vaho es un calor que arulla y canta.

Wednesday, January 9, 2008

Siempre como si fueran dos

A veces como si fueran cuatro, como los cuatro personajes de esta historia. Ana Sal, Mila, Stanis, Matos, como si no se hubieran conocido por una serie de eventualidades que los hicieron darse cita, desde los cuatro puntos cardinales, en aquel centro del universo, el sol. Por eso lo persiguieron desde que llegaron.

Uno a uno fueron posando las maletas. Primero voló Matos hasta el nido. Luego Stanis y Ana Sal trasladaron hasta allí su extraña kinestesia. Eso fue antes de que llegara Mila. Aquel primer día era como en aquella novela que calienta el corazón y el vientre bajo como un horno calienta una galletita. El principito. Le petit prince. Y ellos tres, en su planeta, movían la silla persiguiendo el sol.

La primera vez, se lo encontraron en el río, ahogándose, y como en aquel cuento de la chica que persigue el conejo, Alicia en el país de las maravillas, fumaron especies que los hacían encogerse ante el mundo. Como si la casa fuera demasiado grande, como si de repente todas las flores cantaran. Poco más tarde se lo encontraron de nuevo y era como si naciera allí en el punto más oriental de América, al otro lado de África. La última vez que lo vieron, se reflejaba pálido en la luna llena. Se los juro.

Obedecieron a las señales cósmicas y después de buscar a Mila, partieron, aprovechando la buena estrella. Como en los momentos precisos. Como si fuera siempre medianoche. Siempre como si fueran dos: éste y el otro.

Lo que yo ví

"Siempre como si fueran dos" es el primero de una serie titulada Lo que yo ví que corre peligro de nunca ser escrita. Cuenta, como yo las vi, algunas maravillas. Una vela olorosa a miel y pálidamente amarilla quema para que salga de su limbo amniótico.

Saturday, January 5, 2008

Paraíba se parece a Puerto Rico como la p que me persigue. Porto Alegre, Puerto Rico, prisión, paraíso, paréntesis.