Monday, July 14, 2008

Buenos Aires se ve tan suceptible

En Buenos Aires crece dentro de mí como una hogaza el amor que siempre le tuve a las panaderías. Me consuela saber que por lo menos crece algo en el tiempo de la bergamota y la china mandarina, cuando mis propias redondeces son frutos estériles. Lleno mis vacíos de galletitas azucaradas y pienso, como diría Mara, en la infinita ternura de los hornos. A veces me asaltan graves pensamientos de pan con mantequilla.

Hace un año que resolví dejar el eterno limbo de la preñez espiritual y parirme un camino que tuviese corazón. No me he desviado ni un sólo minuto del trecho, siempre hice que un pie fuera al frente del otro, contemplé los cielos, traté de sonreírle a los pájaros. Que me condujo hasta aquí, hasta este recinto de sangre y luto, no lo sé. Deshice todos los lazos. Regalé todo lo que amaba; las plantas, a Medianoche. He arrojado el doctorado por la ventana. Me sometí a un despojo clandestino que ha removido de mis entrañas el fermento de mi propia levadura.

Antes de irme, planté semillas con la vana ilusión de que algo me sobreviva. Sé que probablemente se las comerá el invierno. Como prueba de que todo aconteció, sólo han quedado unos cuantos libros de Caio que en estos momentos vuelan de vuelta a casa en una pequeña caja de cartón. De aquí a poco intentare alcanzarlos. Ya no quiero ser nómada.

Saturday, July 5, 2008

Finalmente el avión se estrelló en Porto Alegre. Salí ilesa.

Thursday, June 26, 2008

Veinte dedos

SE me deforman las falanges cuando me da esta piquiña que tengo como una inquietud. Cada marca colorada, cada pliegue y roncha, picadura o hinchazón entorpece los movimientos de mis nudillos. El frío los obliga y se quedan así, medios entortados.

Hay muchas razones, podría ser un síntoma esto de los dedos como garfios. Una caricia a mitad o la empuñadura de la pluma, la espada, o cualquier otro objeto punzante. Dicen los que saben que hay viruses altamente contagiosos que se recogen con las manos de las camas ajenas. Cosas que se propagan por la saliva y te hacen reventar todas las extremidades. Dice el mito que comezón en las palmas es señal de una gran fortuna que viene en camino.

Debo añadir, para constatar que voy a continuar pobre, el detalle de que no se trata sólo de las manos. Los pies también, mis delicados pies de princesa, están emponzoñados, con las escasas carnecitas tiernas y amoretonadas en protuberancias y pústulas que pican. Se ve mucho menos feo de lo que suena, pero duele más.

Ese es el fenómeno de los últimos días a pesar de que la mayoría de las personas se lo achacan a los nervios o al frío.

Sunday, June 22, 2008

Cero arrepentimientos

Esta semana de luminosos valses de Chopin me la he pasado hacienda cajas, trazando mapas y despidiéndome de este espacio claroscuro que habito hace un año. Considero volver, sus esquinas, la lluvia y los paraguas, y pienso si alguna vez tendré de nuevo un cuarto con un balcón como el de Julieta. Estoy tratando de quemar todos los inciensos antes de irme, aunque el cuarto y la azotea se me llenen de humo, se me entupan un poco los pensamientos, quizás. Y con esa bruma verde en mi cabeza, de marihuana y perfume, recordar mis últimos días aquí.

Y parece ser una conjunción sumamente atrevida que siempre va en aumento. Ella tiene por obligación que siempre acrecentarse. Y los viajes, por ejemplo siempre implica el quiebre y el comienzo, pero también la continuidad. Argentina puede ser un lindo lugar, si ella quiere. Yo estoy dispuesta. Y ¿Argentina que será....?

Es increíble cuán poco tengo que dejar en Porto Alegre, cuán poco que es una fortuna cosechada con muchísimos trabajos. Pero además de los muebles y las plantas, no tengo a nadie quien dejar. Vendrán personas y me darán un abrazo, sí; me desearán suerte, pero no siento la despedida.

Excepto por uno. Una despedida sí me dio pena. Y es que Tió siempre fue uno de mis personajes favoritos. Juntos somos capaces de beber tanta cerveza y de hablar horas en español. Pronto me re-encontraré con la lengua, la mía, no la de Tío que tristemente no veré más. Cuando lo vuelva a ver, le dije, de ahora en adelante vamos a ser lenguas separadas, aunque yo regrese aquí. Nos ha dado pena a los dos, con los ojos cerrados, palpando la piel.

Siempre lamentaré también no haber conocido Ipanema, no haberme quedado con Media Noche, no haberle quitado a Lucas, mientras pude, la cama. Si total, él no la usaba. Ahora, de regalo de despedida, como último guiño burlón, Porto Alegre me ha regalado una cama.

Tuesday, June 17, 2008

Noticias de la Medianoche


Medianoche, Meia- noite, Minuit, Midnight ha viajado de avión a una casa con patio, frente a la playa. O, seamos francos, no es exactamente frente a la playa, pero queda bien cerca. Nunca tendre oportunidad de comprarle un suetercito de invierno, aunque me parezcan ridículos.
La niña de la Lopo Goncalves, cubierta de aceite de carro, de sarna, y llena de lombrices hoy es la señorita novia de un viejo gordo, rico y manco llamado Dingo. Lo más que le gusta, me cuenta la hermanita de Matos, es morderle el rabo y bajar las escaleras corriendo, justo donde no la pueden alcanzar sus patitas cojas. Fue castrada, lo cual le garantiza permanencia y la libra de complicaciones viralatas. Tiene dos nanas que la ayudan a subirse al sofá porque, contrario a los vaticinios del veterinario, se quedó enanita.
Ella vive al sol y no conocerá nunca el invierno, allá en Paraíba.

Un amor en cada puerto